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18 de mayo de 2018

LA CLASE TRABAJADORA PUEDE TOMAR LA INCIATIVA EN LA LUCHA SI SE ORGANIZA

Por Marat
Tras un período de larga sequía en la que los conflictos eran particulares, específicos de empresas concretas y circunscritos a colectivos limitados en su número, hemos ido viendo cómo ha ido multiplicándose su número, aumentando el número de sus afectados y participantes y generalizándose de un modo amplio.

Mucho antes hubimos de pasar por el sarampión ciudadanista, inclusivo y desclasado de los sectores menos concienciados en la lucha de clases. Acabamos de pasar el séptimo aniversario de un 15M que se ha ido convirtiendo en huérfano de padres y defensores.

Luego habría de llegar su subproducto, Podemos, que de prometer asaltar los cielos acabó por convertirse en una nueva alternativa, junto con Ciudadanos, de intercesores para el mantenimiento del status quo político legitimador del sistema capitalista.

El 8M del feminismo de la sororidad de todas las mujeres, independientemente de la clase social a la que unas y otras perteneciesen, logró un éxito mediático y solo parcialmente ideológico pero de escasa repercusión en su capacidad de convertir su pretendida huelga en una paralización del país. Su resultado final es la conversión del feminismo burgués en un intento fallido de enfrentamiento de sustituir la lucha de clases por la de géneros -la lucha de clases está volviendo a llenar las calles y a parar centros de producción- y a generar un enfrentamiento interno del todas contra todas: trans contra sectores feministas y viceversa, partidarias de legalizar la prostitución contra partidarias de abolirla, partidarias de la gestación subrogada contra enfrentadas a la venta de sus úteros,...Desde la realidad del caos actual de un feminismo que no es capaz de resolver sus propias contradicciones, la afirmación de que “la revolución será feminista o no será” empieza a ser tan cierta como la esperanza de que la revolución sea televisada, salvo que no sea revolución sino involución y que, no esté protagonizada por la clase trabajadora sino por su vieja enemiga, la burguesía.

En otro plano identitario, el de las patrias, el procés catalán va llegando hasta sus últimas consecuencias, las de su regresión ideológica hacia la xenofobia, el supremacismo y el ridículo de ver cómo los pretendidos procesistas de izquierda son solo nacionalistas que ponen toda cuestión de clase al servicio de un bien superior: el de la burguesía que dirige el proyecto hacia la supervivencia de los miembros de la misma instalados en las instituciones que les han permitido acumular capital por la vía de la acumulación por desposesión y de la autosubvención institucional.

Por mucho que intenten los defensores del independentismo catalán lanzar balones fuera sobre el agotamiento de su procés en base al nacionalismo español centralista y reaccionario lo cierto es que los intereses de clase de unos y otros se acercan mucho más de lo que se separan cuando votan juntos PdeCat, PP, Ciudadanos y PNV para defender el sagrado derecho a la propiedad de la vivienda o cuando PP y PdeCat lo hacen para evitar una legislación que incremente el control sobre los partidos (la corrupción no se toca. Cada territorio es un cortijo de quien lo controla) o cuando lo hacen directamente para proteger al corrupto . No tiene sentido continuar señalando casos que demuestran hasta qué punto una cosa es la bandera, tras la que hacer formar a sus mesnadas, y otra muy distinta la cartera.

Pero la realidad se impone.
Los expertos y gurús económicos del capital ya no discuten sobre la llegada de la próxima crisis. Su s únicas divergencias son las de cuándo llegará y si su efecto será mayor, igual o menor que la fase actual de la que dicen los gobernantes que estamos saliendo y que no es sino una fase más de la que se inició con la crisis de acumulación del pasado siglo, en 1973 y que no ha hecho otra cosa que replicarse en fases sucesivas como una gran matrioska que crece exponencialmente.

A pesar del optimismo que vende el gobierno del PP y de los últimos 4 años de fabricación mediática de ilusión, solo comprada por los sectores con capacidad de recuperar ciertos niveles de consumo, lo cierto es que la crisis capitalista ha dejado un coeficiente de Gini relativo a los índices de desigualdad económica realmente calamitoso en comparación a las fases de recuperación de los distintos momentos de esta crisis sistémica que se acerca a los 50 años de existencia.

No es de extrañar que esto suceda cuando el precio de la vivienda nueva se ha disparado ya por encima de 2007, año clave en la conformación de la burbuja especulativa, cuando las viviendas de alquiler han subido una media de un 7,8% según cifras del mes de abril, en ciudades como Madrid, cuando los sueldos (lo que los marxistas llamamos salario directo) continúan congelados, salvo en algunas grandes empresas y para los empleos de cualificaciones medias-altas, cuando la capacidad adquisitiva de las pensiones (el salario diferido) ha caído, como mínimo, cuatro puntos desde 2010, cuando siguen los recortes en Sanidad y Educación (salario indirecto). Estas son las previsiones de recortes de “los presupuestos más sociales de la historia”

Renace la conciencia de lucha pero aún desarticulada
Quienes pensaban que la clase trabajadora y su capacidad de intervención en medio del escenario general había desaparecido para siempre -progres posmodernos y liberales- deberán hacer un cierto acopio de paciencia y esperar un poco más, del mismo modo que los partidarios de mil identidades contrapuestas entre sí y los de las patrias. Aún queda aire dentro recinto que tantos sueñan cerrado para enterrar la lucha de clases. Ésta ni siquiera nace de la conciencia política sino de la necesidad de supervivencia física de una clase social que, como en tantos momentos de la historia, debe pasar su propio Rubicón para conocerse a sí misma.

De esa falta de conciencia para llegar a ser parte su debilidad. De la explosión de mil necesidades perentorias de supervivencia y del fin de la rabia contenida nace su potencialidad. Como clase, aúnen sí, necesita comprender que bajo el capitalismo, y de un modo agudo, en su fase senil actual, basada en la rapiña de lo que en el pasado conquistaron los trabajadores, ya no hay posibilidad de componendas. El futuro de capital y de trabajo está en saber qué clase aniquilará a la otra pero eso es parte de un largo camino por recorrer.


En ese año aparecieron, en medio de múltiples luchas laborales, algunos protagonistas:
  • Los portuarios como sector histórico y muy organizado pero encapsulado en su capacidad de generar emulación en sectores de la clase trabajadora.
  • Las camareras de piso en hoteles, las Kellys, trabajadoras con gran capacidad de irradiación en sus luchas respecto a la idea del “orgullo de clase” y a la realidad de muchas otras mujeres trabajadoras precarias (obreras manuales, limpiadoras de hogar, cuidadoras de niños, ancianos y dependientes, la mayoría no regularizadas).
  • Los trabajadores de algunos sectores ligados a la los niveles menos cualificados de las TIC (Tecnologías de la Comunicación y la Información) que en las plataformas externalizadas de servicios de bancos, seguros, proveedores de servicios de telecomunicaciones, exigían una mejora de sus condiciones laborales y salariales.
  • Algunos sectores amenazados con la desregularización, como el del taxi, en el que cabe distinguir asalariados de empresas y pequeños autónomos por un lado y flotistas por el otro, atacados todos, pero de distinto modo, por los tiburones de Cabify y de Uber, entre otros.
Entre el final de 2017 y el momento actual de 2018 surgen nuevos conflictos, no todos situados en el marco de trabajadores activos y ocupados (la lucha de los pensionistas es clave por su relevancia, su capacidad de enfrentamiento al gobierno actual del capital y su resistencia) pero en el que su aparición en escena señala el fin del antiguo Estado welfarista (del Bienestar) y de su voluntad/capacidad de regulación del marco laboral:
  • Los anteriores protagonistas de los conflictos del pasado año que, por tiempo, seguirán entre nosotros batallando por sus derechos.
  • La ya citada pelea de los jubilados, nacida del agotamiento del sistema de financiación de las pensiones del Pacto de Toledo. La característica de este conflicto es que sus dirigentes se sitúan al margen del sindicalismo de concertación, que son la generación que protagonizó la lucha por la democracia durante la transición y que conforman un colectivo dirigente bien cohesionado y con capacidad de iniciativa y resistencia. Su riesgo está en agotarse si no doblegan a medio plazo al goberno.
  • Los trabajadores de plataformas de servicio y desregulación de las relaciones laborales: Amazon, Glovo o Deliveroo. Comprenden bien la pérdida de derechos que significa trabajar para esas nuevas formas de esclavitud y están dispuestos a la lucha. Falta en ellos la resolución y la capacidad de resistir un conflicto en el que puedan resistir vitalmente. Requieren una caja de resistencia especialmente fuerte y una conciencia del derecho a relaciones laborales establecidas que no les tienten al permanente nomadismo en la búsqueda de empleo. Ello debilitaría su lucha.
  • La lucha aún no reconocida públicamente de los empleados de la administración ante el mayor ERE de la historia. Entre 700.000 y 900.000 de ellos pueden perder sus empleos. Su potencialidad de conflicto requiere de componentes de experiencia y compromiso. Necesitan autoorganizarse y llegar a ser auténtica fuerza de presión, más allá de sí misma. Su riesgo es ser divididos por las competencias autonómicas o la relevancia numérica de lo que cada colectivo afectado representa a la hora de negociar.
  • Pero estén atentos porque su propia necesidad de supervivencia y su número pueden llevarles a hacer historia, si saben sortear las trampas que pronto les llegarán, entre ellas las de los sindicatos que nunca les defendieron pero que, escarmentados de su derrota en la batalla de las pensiones, están tomando posiciones
  • De momento, así fue el jueves 17 de Mayo ante la Asamblea de Madrid (parlamento regional)

Necesidad de organizar la lucha como respuesta frente al capital y su gobierno de turno:
Si algo define al conjunto de los colectivos de trabajadores emergentes o en fase de perdida de conquistas sociales es la precarización creciente de sus condiciones laborales y la desconexión de sus luchas que en gran medida se producen frente al viejo modelo de estabilidad, ya rechazado por el capital ,de los sindicatos del pacto social.

La correlación de fuerzas actual, la desorientación de las organizaciones que dicen ser de clase, no permiten proyectar pasos demasiado avanzados respecto a éxitos o siquiera estabilidades de lo conquistado en el pasado. Ese tren ya partió hace mucho tiempo, aunque muchos, por pereza intelectual o la profesionalización institucionalizada del conflicto -o en su condición de apagafuegos-, pretendan hacer creer que puede lograrse otras cosas.

Incluso los pasos modestos, si son sólidos, pueden significar grandes avances frente a los límites con los que se encuentra actualmente la lucha de clases desde el lado de los trabajadores.

Avanzar en una solidaridad de cada grupo de trabajadores con los de otros en combate es una necesidad imperiosa. Hay que superar el nivel de las declaraciones públicas para acoger en la pelea de cada sector obrero las de otros compañeros de clase implicados en parecidas circunstancias frente al capital. Es necesario superar los recelos y temores a que el aliento a una lucha ajena le dé tal protagonismo que oscurezca la propia. Si la acción del apoyo mutuo implica a todos, no desdibuja el protagonismo de cada reivindicación sino que lo fortalece al hacerle aparecer ante nuestros enemigos de clase reforzado por un frente común.

Es necesario desencapsular cada lucha parcial y particular de un entorno que le es limitado. Salvo el caso de los pensionistas, porque son muchos años y, sobre todo, porque todos aspiramos a alcanzar esa condición, el resto de las luchas carecen de los conflictos laborales y, de forma más general, planteados desde la clase trabajadora y sus necesidades, carecen de la capacidad para generalizarse. Por sí mismos no pueden hacerlo, requieren superar su inmediatez y la reivindicación propia del grupo afectado para convertirse en un bandera bajo la cuál puedan reconocerse otros muchos miembros de nuestra clase. Se trata de hacer ver qué hay más allá de una reivindicación concreta que permita que muchos más se reconozcan en ella.

Es necesario construir argumentarios que muestren que lo que en cada momento afecta a cada sector de trabajadores pronto lo hará a otros (desregulación laboral), que la situación de bajos salarios la sufre la gran mayoría de los empleados y no solo los que en cada momento reivindican su mejora, que las batallas ganadas en cada empresa son un acicate para otros que pronto se verán empujados a la pelea,....

La clase trabajadora necesita un rearme ideológico que pasa, inevitablemente, por percibirse a sí misma como un conjunto desde su condición de asalariada, de agredida por el capital y sus gobiernos y de necesitada de reivindicar sus derechos para no quedarse en un mero agregado estadístico (clase en sí) y ser dueña de su futuro. Y en el inmediato, antes de alzar el vuelo hacia otras conquistas superiores, la clase trabajadora necesita no solo pan sino respeto. No logrará éste último sin creer merecerlo.

Pero las ideas no viven sin organización. Entre los burócratas vendeobreros y la sospecha permanente y agresiva contra toda forma articulación de los trabajadores hay enormes posibilidades de coordinarnos y de dotarnos de formas organizativas flexibles pero eficaces, democráticas pero útiles para nuestros objetivos.

Pero ello exige compromiso, trabajo de quienes se impliquen en las tareas que en cada ocasión surjan. La democracia obrera en las relaciones entre compañeros exige la corresponsabilidad con lo que en cada momento se apruebe y el sacrificio personal antes que el medre particular.

Hay una contradicción esencial en cada combate de clase que no debe ser olvidado: si ante cada agresión del capital debe responderse de modo proporcional y, al menos tan contundente, como la amenaza potencial, es necesario el realismo que tiene en cuenta el nivel de enfrentamiento que en cada momento están dispuestos a asumir los afectados por dicha agresión.

En la tensión dialéctica de ambas cuestiones se encontrará el camino de la lucha en cada ocasión, siempre que se sea capaz de superar los obstáculos y no de convertirlos en imponderable para la claudicación.

Nada me queda por decir, salvo aquella alusión de Lenin a la célebre frase de Gohete: «la teoría es gris amigo mío, pero el árbol de la vida es eternamente verde».

12 de abril de 2018

UN LARGO INVIERNO


Por Marat

A mediados de Abril aún andan acobardados los cerezos en flor del Valle del Jerte.

El 14 de Abril ya está aquí y será una de tantas de tantas fechas sin nada que reseñar, salvo alguna manifestación uniformemente decreciente en su seguimiento e interés, unos pocos carteles y pegatinas nostálgicas hasta el vacío de su significado actual y nada más.

Hay quienes están convencidos de que el gato chino que golpea con un puño a la pared cambiará algo en cualquier momento, por mucho de que la observación nos haya enseñado que no hay cambios en ese movimiento.

El momento político actual español es una mezcla de componentes turbios, y que van de la gran ficción del embrollo catalán al republicanismo soberbio de una reina actuante frente a una cesante o al artificio y entretenimiento de una política política travesti pillada en un máster ficticio; una política de quien ya nadie quiere recordar su afán represor cuando era Delegada del Gobierno en Madrid. Vivimos tiempos de amnesia y cinismo ciudadanos a la altura de sus políticos. Pero sosiega mucho descansar en otras responsabilidades las propias, como si los seres humanos fuesen seres irresponsables que nunca tuvieran que rendir cuentas con sus propias conciencias por aquello de que el dominio del poder elude toda responsabilidad personal.

En el marco del marxismo es esto algo que solemos obviar porque nos estropea el discurso de que en la dominación de clase no solo hay represión e ideología dominante sino también, y es ahí donde no hemos avanzado en casi 200 años, consentimiento del explotado y oprimido. El psicólogo marxista Wilheim Reich intentó avanzar en el plano teórico en esa cuestión pero el estalinismo se encargó de ser uno de ser inquisidores, considerándole un hereje.

Frente a ello la resistencia y la lucha intentan abrirse paso porque la primavera que pugna tardíamente por nacer es parte del “árbol de la vida eternamente verde”.

Desde las denuncias de la CNT contra sus militantes Jorge Merino y Pablo Alberdi, para los que la justicia del capital pide penas de prisión por su participación en la huelga general del 14N del 2012 hasta las movilizaciones de los trabajadores de Deliveroo, pasando por las huelgas de los empleados de Amazon, o las grandes manifestaciones de los pensionistas en defensa de sus jubilaciones algo se mueve, sin embargo.

No podía ser de otro modo. Hay un punto en el que decir NO se convierte en un imperativo necesario e inevitable para los trabajadores.

Sin embargo, estas luchas, con ser necesarias y positivas son limitadas y de corto alcance si no existe una organización desde la clase y al margen de los 350 miembros del circo parlamentario. Hay un serio peligro de que el sector pijo-progre de la burguesía parlamentaria utilice las movilizaciones y luchas obreras en beneficio de sus objetivos de perpetuación de la dictadura del capital y de su carcasa política. Y hay señales de que hay sectores implicados en estas luchas tentados de sucumbir al posibilismo de ver qué se puede obtener a corto plazo, por mucho que ello signifique perder mucho más a medio y largo, dada la complicidad de los ya ni siquiera reformistas con los objetivos del capital y su conformidad con una apariencia de cambio tan solo cosmética; es decir meramente institucional. En este sentido no soy en absoluto optimista. El enorme peso de los sectores menos conscientes de la clase trabajadora en su papel de comparsas del ruido mediático sobre cuestiones carentes de interés para nuestra clase, la absoluta degeneración de las hiperdebilitadas organizaciones comunistas y la carencia de organización autónoma de la clase no permiten grandes ilusiones.

Por un largo tiempo, la lucha de clases desde el lado de los trabajadores estará marcada por una mera resistencia, una gran inmadurez del movimiento obrero combativo al margen de los burócratas del sindicalismo amarillo de CCOO y UGT, que ahora se emponzoña en los objetivos de la burguesía catalana, y una ausencia de tejido organizativo propio y de construcción.

En todo caso, y con la contradicción entre la ausencia de proyecto y la necesidad del mismo, entre una clase que hoy es solo en sí y no para sí, entre el hecho de que una casa no se construye desde el tejado sino desde los cimientos y que es necesario arrimar el hombro para ponerlos, yo participaré en las movilizaciones que convoca la Coordinadora Estatal en Defensa del Sistema Público de Pensiones del 16 de Abril.
Otros quizá prefieran ser parte del carnaval montado para la dimisión de Cifuentes por aquello del quítate tú para ponerme yo porque, por mucho que indigne la mentira de la futura ex Presidenta de la Comunidad de Madrid, no cambiarán nada sustancial que merezca ser cambiado o quizá prefieran construir techos en lugar de cimientos pero para hacerse sus propias casitas, como algún ex portavoz del 15M, que los tenía, ahora profesional del #paseociudadano a 35.000 €. Carmenadas del Cambio y Democracia Real Ya.

18 de marzo de 2016

LA III ASAMBLEA DEL ESPACIO DE ENCUENTRO COMUNISTA DEFINIÓ PROYECTO Y CONSTRUCCIÓN DE ORGANIZACIÓN

Por Marat

Éste va a ser un artículo pequeño. Es un texto de urgencia destinado a avanzar siquiera un mínimo de información sobre los resultados de la III Asamblea del Espacio de Encuentro Comunista (EEC). Han pasado cinco días tras su finalización y en estos tiempos tan nefastos en los que lo que no es inmediato y se consume sin digerir pierde interés, uno debe intentar seguir su ritmo si no es un telepredicador de marketing político que resume sus brillantes análisis en los 140 caracteres de un tuit pero tampoco demorarse en exceso.

El sábado 12 y el domingo 13 de Marzo un nutrido grupo de comunistas sin y con partido se reunieron en la sede del sindicato Co.Bas, que solidariamente nos dejó su local para reunirnos, para avanzar en el proceso de ir creando unidad por la base entre los marxistas que defendemos la lucha de clases y nos identificamos con la centralidad de la clase trabajadora en esa lucha, la dictadura del proletariado y el proceso insurreccional hacia el socialismo.

Habíamos realizado dos convocatorias anteriores. La primera para comprobar si existía la voluntad de construir entre comunistas, independientemente de nuestras trayectorias, y de defender la reconstrucción del relato comunista, recuperando la iniciativa del combate. La segunda para marcar los contenidos del debate teórico que necesitábamos hacer, que habría de asumir nuestros puntos de coincidencia y la necesidad de aceptar nuestras diferencias para continuar debatiéndolas.

De ahí debía surgir un común denominador que nos permitiese orientarnos política, ideológica y estratégicamente y empezar a articularnos tanto territorial como sectorialmente.

Ese era el reto de la III Asamblea del EEC. Y creo que hemos hecho un gran trabajo, partiendo del destrozo que los comunistas llevamos sufriendo desde hace mucho más de 20 años. Negar esto sería tan estúpido como no darnos cuenta de lo que estamos comenzando a aportar y a significar en la dinámica de volver a levantar la bandera de la lucha por el socialismo.

Que un importante número de personas de Madrid, Valladolid, Burgos, Salamanca, Córdoba, Sevilla, Málaga, Valencia o varias zonas del norte, por citar sólo algunas de las procedencias, se citasen para debatir 6 documentos y una serie de propuestas de trabajo durante casi 10 horas del sábado 12 y 4 del domingo 13 -sin contar las 24 horas resultantes del debate en paralelo de 6 comisiones de trabajo, cada una de ella de 4 horas de duración, que habrían de pasar a plenario-, y saliesen de esa reunión con la sensación de haber hecho un buen trabajo, útil, necesario y que construye proyecto, debería ser considerado un avance muy significativo para cualquiera que se considere comunista.

Esa reunión a la que, junto a los comunistas sin partido acudieron militantes de diferentes organizaciones comunistas entre otros, ha marcado muchas cuestiones de coincidencia ideológica y política.

Hemos abierto la necesidad de seguir profundizando en aspectos que, o bien no lo tenemos tan claro (v.g. razones del hundimiento de los llamados países socialistas y por las que la clase trabajadora de esos países no defendió el sistema, profundización en la composición estructural de la clase trabajadora actual,...) , o bien requieren un análisis específico y documentos concretos que fijen nuestra posición (motivos de nuestro rechazo a la vez a la UE y al € y alternativa de nuevo internacionalismo de clase en Europa, nuevos avances dentro de nuestra perspectiva de feminismo y lucha de clases) o incluso en lo relativo a formación política (necesidad de integrar la definición actual de la crisis capitalista, para abrir paso a una correcta perspectiva de guerra de clases, y el antiimperialismo como correspondencia internacional a ese reto).

Quizá el punto en el que tod@s nos hemos sentido más identificados sea el de Programa Político porque ha integrado todos los aspectos de los que deseábamos debatir y, sin embargo, nos deja campo amplio a partir del cual es posible construir.

En otro orden de cosas, el documento de organización ha señalado la necesidad de pasar a la creación de núcleos territoriales y sectoriales que plasmen nuestra identidad de espacios abiertos a todos los comunistas, de debate y formación con el objetivo de la acción política. Del barrio a la empresa, del frente de lucha al modo en el que los comunistas de un Espacio Comunista de Base (ECB) decidan que es la manera más adecuada de constituirse.

Como soy fumador empedernido, aproveché los momentos de menor intensidad del debate para salir a fumar a una terraza del local, coincidiendo en ese vicio con otros de semejante afición. El caso es que en aquella facción improvisada dentro del EEC, el personal se dedicaba a intercambiarse correos electrónicos y teléfonos, bromear sobre que debíamos estar muy locos para reunirnos un sábado y un domingo durante tantas horas para entender lo que ocurre en el mundo que vivimos, cuando tantos seres humanos se conforman con explicaciones de cuentos infantiles y a debatir sobre los próximos pasos a dar a partir del día 14, y lo más importante: para transformarlo.

No faltaron tampoco las cañas y las risas en los ratitos entre documento y documento. Puesto que a veces me gusta observar el entorno como si lo viera desde fuera, comprobé que era muy difícil distinguir los puntos de vista de un comunista sin partido de los de otro que militase en uno y que, incluso entre los organizados partidariamente, había que ser muy sutil para encontrar cuestiones relevantes que nos dividieran. Si el diagnóstico sobre el enemigo de clase está correctamente establecido a través del análisis marxista, la voluntad de entenderse es muy capaz de señalar la diferencia entre lo realmente importante que nos une y lo secundario que debemos seguir discutiendo, mientras empezamos a aplicar lo elaborado a la lucha política en lo concreto.

Cuando, a la vez, algunos dirigentes de otras organizaciones comunistas cuya implicación militante en el proceso abierto por el EEC es menor que la de otras, pero positiva, transmite el mensaje de que estamos haciendo un buen trabajo -el desafío que tenemos por delante es enorme- y pide que entendamos su ritmo de aproximación, está claro que debemos proseguir sin traicionar ni un milímetro el camino abierto el 26 de Septiembre de 2015, cuando nos interrogamos colectivamente sobre el hecho de si unir a los comunistas en un intento de diagnóstico común de situación y de pelear juntos en la misma trinchera tenía sentido. No tenemos prisa pero cuidaremos incluso con mimo de que el llamado de entonces siga muy vivo en cada nuevo paso. Quienes se van incorporando nos exigen cumplir ese “espíritu”.

Quizá sea la primera vez en la que no hay destacamentos u organizaciones comunistas que se opongan a un intento tal y, lo que es más importante, en la que favorecen que militantes suyos se incorporen al proyecto. Debemos cuidar esta idea que estamos construyendo desde tal diversidad porque, frente al ciudadanismo y los intentos del capital de fabricar sus “alternativas”, estamos dando un paso del que empezamos a ser conscientes de su importancia.

Nos faltan cuadros suficientes. Esa es una de nuestras debilidades, no la única. No la negamos. Por ello la cuestión de la formación va a a ser un elemento clave de nuestro trabajo.

¿Qué nos queda? Un mundo por ganar.

Estén atent@s. En breve el Espacio de Encuentro Comunista (EEC) irá desgranándoles mucho mejor que yo el trabajo realizado y sus aspiraciones de ser parte de la fuerza colectiva que construya un mundo nuevo.

Como dice un camarada muy querido “no os lamentéis, organizaos” .

NOTA FINAL DEL EDITOR DE ESTE BLOG: Quizá a los interesados en conocer más sobre el EEC les haya sabido a poco este texto. Esto sólo era un adelanto. Mientras llega la información pertinente sugiero que se pongan al día en estos enlaces:


Ayudará a quienes deseen acercarse al EEC a ir comprendiendo no sólo el sentido del llamamiento inicial sino en qué momento estamos actualmente.

Finalmente, ya pueden consultar la "Crónica de la III Asamblea del Espacio de Encuentro Comunista" en su blog


14 de noviembre de 2015

CRÓNICA DE LA REUNIÓN DE ORGANIZACIÓN DEL ESPACIO DE ENCUENTRO COMUNISTA DEL 31-O

Espacio de Encuentro Comunista. encuentrocomunista.wordpress.com

10 minutos después de la hora prevista (10:00 de la mañana) comenzaba el pasado sábado 31 de Octubre la reunión de organización del Espacio de Encuentro Comunista (EEC).

30 minutos antes, a pesar de las dificultades de localización del lugar de la reunión, y de que los temas organizativos son siempre más áridos que los puramente ideológicos o “políticos”, se concentraban ya grupos de comunistas de distintas edades, una buena parte de ellos muy jóvenes -y como pudimos comprobar después- notablemente formados en lo político.

Muchos venían de fuera de Madrid; de lugares tan dispares como Burgos o Almería, por citar sólo dos ejemplos.

Una buena parte de los asistentes, según pudimos comprobar por las caras, no habían asistido a la primera reunión del ECC pero, como supimos posteriormente, eran personas que nos habían hecho llegar su voluntad de asistir a esta y que conocían sobradamente tanto lo tratado en la primera convocatoria como el documento preparado para la segunda asamblea. En palabras de algunos de ellos, su asistencia en esta ocasión se debió a que sentían que íbamos en serio.

Esta vez la presencia de militantes de organizaciones comunistas fue aún más diversa, si bien ha seguido predominando el segmento de comunistas “independientes” de partido, lo que es indicativo de hasta qué punto el EEC es una necesidad para que se organicen todos esos comunistas que aún no han encontrado su lugar pero que tampoco han renunciado a sus ideas ni a la pelea.

Veníamos de una reunión anterior, la del 26 de Septiembre, en la que muchos comunistas afirmamos nuestra voluntad de encontrarnos, trabajar juntos por encima de la pertenencia o no a partidos marxistas concretos, de debatir, elaborar y hacernos presentes en las luchas de nuestra clase, llevando nuestras posiciones a ella con el fin de elevar los niveles de los conflictos y de la conciencia de los trabajadores acerca de su papel histórico y de la necesidad de derribar el capitalismo para construir una sociedad socialista.

Traíamos a esta segunda asamblea un mandato de la anterior: empezar a trabajar en el plano teórico y de las propuestas revolucionarias y crear una estructura organizativa provisional que nos permitiese, meses más tarde, ir hacia un tercer encuentro en el que se hubiesen desarrollado distintos EECs territoriales, se debatiesen los documentos elaborados colectivamente y surgiese una coordinación más estable para la expansión del movimiento comunista y las ideas comunistas en el Estado español.

Al acto el Grupo Promotor del EEC llegó dimitido, con el fin de que fuera la asamblea plenaria la que asumiese, si así lo estimaba, los pasos que aquél llevó a la misma. Éste era el compromiso del encuentro anterior y la decisión más democrática y pertinente.

La reunión comenzó con una evaluación del desarrollo de la jornada anterior, la del 26-S. Aunque inicialmente costó arrancar las primeras peticiones de palabra, dado que el recuerdo un mes más tarde no era tan fresco como el primer día y porque una parte de los participantes en esta segunda no habían asistido a la misma, luego se fueron sucediendo con fluidez.

A partir de ahí hemos de reseñar una elevada participación y nivel político en el debate y un alto grado de compromiso personal y colectivo con las tareas a las que el colectivo se comprometió en la reunión.

Es importante también señalar el sano ambiente de camaradería y el espíritu constructivo en el que se desarrolló, de principio a fin, todo el encuentro.

La valoración del primer encuentro fue marcadamente positiva al ser calificado de necesario, útil y tendente a abrir vías de superación de la división de los comunistas y su debilidad organizativa y política actual.

Surgieron en ese contexto interrogantes del tipo cómo influir con nuestras propuestas y actividad en la clase trabajadora

Hubo también intervenciones que resaltaban la necesidad de romper con la atonía social y con las dudas hacia una nueva iniciativa como ésta o la importancia de las formas en el modo de presentarnos ante nuestra clase de un modo distinto al electoralismo frustrante que se ha ido imponiendo en los últimos tiempos.

Un camarada apuntó que si el partido comunista perfecto existiese no hubiera tenido que nacer una iniciativa de agrupamiento de las tareas de los comunistas como la del EEC porque no existirán los problemas que justifican su nacimiento.

Se señaló también que la idea de incluir dentro del EEC no sólo a los comunistas con partido sino a los que no lo tienen era muy positiva porque era un modo de abrir un canal que posibilitase su participación que de otro modo no se daría.

Algunas intervenciones indicaron un tanto críticamente que percibían demasiada prisa en incorporarse a las luchas sociales y de clase antes de profundizar durante mucho más tiempo en cómo hacerlo y con que contenidos teóricos y políticos, demandando un más claro deslinde de la ideología comunista en el momento presente de lo que hoy se entiende como las ideas de izquierda.

Algún participante expuso en ese sentido que defender a la clase trabajadora en sus reivindicaciones inmediatas (frente a situaciones como el paro, los salarios de miseria o la precariedad en el empleo) tenía el riesgo de que nos situásemos en una posición de correctores de las lacras del capitalismo. A ello otro camarada respondió que, al igual que expuso Rosa Luxemburgo en “Reforma o Revolución”, es en el marco de las necesidades inmediatas de nuestra clase donde los comunistas debemos intervenir para elevar no sólo la conciencia de clase y la reivindicación más allá de lo asumible por el sistema sino para plantear un horizonte político de las luchas con carácter anticapitalista y socialista, pero sin por ello obviar el hecho de que los comunistas debemos defender también a los trabajadores en aquellas necesidades que afectan a sus condiciones de vida.

Para algún interviniente ya sólo con la palabra “encuentro” se justificaba la primera y la segunda convocatorias y la idea en sí misma porque la creía indispensable. Señaló la necesidad, como objetivo del EEC, de rescatar el significado de expresiones como lucha de clases o revolución cuando el poder de la ideología dominante y del reformismo se había encargado de tratar de vaciarlas de significado, especialmente en un mundo de banalidades y simplificaciones del discurso hasta el punto de impedir pensar a las personas. Añadió también lo encomiable de un grupo como el EEC que nace sin plantearse ser un partido sino con el objetivo de estimular el pensamiento y la elaboración de teoría comunista útil para para los organizados bajo la forma partido y otros que no lo están.

Otra de las intervenciones señaló su valoración globalmente positiva del primer encuentro comunista, entre otras razones por la calidad de las opiniones que en él se escucharon, si bien señaló su diferencia con una de ellas que había remarcado que el capital nos había ganado por goleada. Para este participante ello no era cierto más que en la capacidad del capitalismo de imponerse en la práctica porque, en su opinión, esto no lo había logrado ni en lo ideológico ni en los presupuestos morales que consideraba muy superiores en el caso de los comunistas.

Por contra, hubo quien señaló que también en lo ideológico se había producido esa derrota porque el capital había sido capaz de adaptarse a las nuevas circunstancias y de crear hegemonía, algo que los comunistas no habíamos logrado. Sobre esa base, el primer encuentro comunista había tenido la virtud de reconocer este hecho y de plantear la necesidad del rearme ideológico que permitiese ir hacia un frente único de trabajadores, capaz de elevar su conciencia. El desafío para él era a partir de ahora construir proyecto político, aunque no de forma partidaria pero siempre ideológica y de lucha: crear política comunista.

A ello respondió otro integrante de la reunión señalando que en esa derrota había una parte de responsabilidad de los propios comunistas que, en unos casos se habían cerrado sobre sí mismos de modo sectario y que, en otros, de tanto vestirse de lagarteranas habían acabado por ser lagarteranas. Por eso, ante una iniciativa que afirma la existencia de clases sociales y la lucha de clases, que levanta de nuevos las banderas y que dice lo que tiene que decir y no lo que piensa que a la gente le va a gustar, su opinión no podía ser más positiva, razón por la que señaló su apoyo pleno. Afirmó también que, cuando se fueran desarrollando los proyectos ciudadanistas, la clase trabajadora comprendería que ese no es el camino. Apuntó a que ésta podría ser la oportunidad de que los comunistas nos hagamos oír ante la debacle ideológica de una izquierda que ha dejado de serlo.

Alguien señaló algo extraño, por inusual, tal que el grupo promotor iniciase el proceso del EEC para luego dimitir y dar la soberanía a la asamblea. Para él eso era algo “maravilloso” porque no lo había encontrado antes en otros grupos políticos. Lanzó dos preguntas al grupo promotor: ¿cómo resolver el problema de las distintas corrientes comunistas? ¿en el grupo promotor hay distintas sensibilidades o una sola? Desde la mesa y desde los participantes se le respondió a la primera que centrando en lo que nos une y aparcando de momento lo que nos separa para poder avanzar y a la segunda se le señaló que la pluralidad del grupo promotor era muy grande pero que a todos nos unía ser marxistas, comunistas, estar por el derribo del capitalismo, la dictadura del proletariado y el socialismo.



En la segunda parte de la reunión se abordó la propuesta organizativa, política y programática -entendida esta última como propuesta de programa político para la clase trabajadora, no como programa electoral, cuestión ésta en la que el EEC no se siente apelado- Se trataba de avanzar en el desarrollo de las tres cuestiones mencionadas hacia la tercera asamblea del EEC que habría de celebrarse en el mes de febrero de 2016.

En este sentido, junto a la parte más de elaboración política y programática, se señaló desde la mesa de la asamblea que, dimitido en ésta el grupo promotor del Espacio de Encuentro Comunista, habría que elegir a un equipo que provisionalmente facilitase el desarrollo de los mencionados objetivos y la labor organizativa, potenciando así mismo el desarrollo de territorial (en distintas zonas del Estado) y sectorial (empresas, sectores;…) del EEC.

Dicho equipo no tendría tareas propiamente de dirección política sino de facilitar, coordinar e impulsar de forma técnica las labores del EEC hacia el tercer encuentro.

El grupo promotor propuso que, tras el debate sobre propuesta de grupos de trabajo de elaboración política, se eligiese una Comisión técnica provisional de 15 personas, de las que aquél sólo llevaba una lista de 5, debiendo la asamblea nombrar a los 10 restantes, si no revocaba a ninguno de los 5 sugeridos inicialmente.

Uno de los asistentes preguntó si era posible presentar nombres alternativos a la lista de 5 sugeridos por el dimitido grupo promotor, a lo que se respondió que por supuesto podía hacerse.

El elemento teórico-programático y de desarrollo organizativo se basaría en la elaboración de borradores que permitiesen discutir sus contenidos en la posterior tercera asamblea del EEC. Dichos borradores debieran estar completados y enviados a la nueva dirección provisional, con fecha límite de 15 de Diciembre, que la segunda asamblea nombrase para avanzar hasta la tercera.

Se explicó entonces que la propuesta traída al encuentro era que los borradores se estructurasen en 6 áreas temáticas cuya elaboración surgiese de sus grupos correspondientes a partir de quienes se integrasen voluntariamente, desde la asamblea, en los mismos. Estos grupos y áreas temáticas, siempre que fueran aprobados por la asamblea como organizadores de los los contenidos políticos, programáticos y organizativos, serían los siguientes:

  • Grupo de trabajo programático-político
  • Grupo de trabajo de organización
  • Grupo de trabajo de formación
  • Grupo de trabajo de Movimiento Obrero
  • Grupo de trabajo de mujer
  • Grupo de trabajo de internacionalismo y antiimperialismo

Desde la mesa se propuso que dichos grupos de elaboración teórico-política tuviesen una composición no menor de 5 personas (para que hubiese capacidad de trabajo suficiente sobre los mismos) y no mucho mayor de 7, para que fuesen ágiles y operativos.

En el caso en el que los grupos de trabajo tuviesen dificultades de elaboración política, la Comisión técnica provisional del EEC podría colaborar con los mismos en dicha tarea, siendo estos completamente autónomos. La comisión técnica mantendría un contacto con los grupos para conocer ritmos y evolución del trabajo.

Mientras tanto el EEC debiera irse desarrollando por territorios y sectores.

Se abrió entonces una ronda de intervenciones de los participantes destinada a aclarar dudas y valorar de forma genérica la propuesta organizativa, antes de entrar en profundidad a considerar la misma.

Se preguntó por parte de un participante si en la propuesta del área de Movimiento Obrero era posible incluir el trabajo de barrios. En este sentido se aclaro que cada grupo debiera tener entidad propia para incluir dentro del mismo las cuestiones que considerase oportunas, siempre que tuviesen una cierta coherencia que justificase la inclusión de las mismas.

Se aclaró igualmente desde la mesa que, dado que el grupo promotor que había elaborado el documento para el debate político-organizativo no estaba legitimado por una elección previa del mismo, sino que había surgido de una iniciativa de un grupo de comunistas, no iba a hacer una defensa cerrada de aquél sino que lo sometía a consideración de la asamblea.

Hubo quién planteó que el grupo de trabajo de Formación debiera integrarse con otros conceptos, pasando a llamarse “Formación, Cultura y Comunicación”, ya que consideraba que la formación política no se entendería sin aquellas perspectivas que fomenten unos valores capaces de apostar por la transformación social. A esto se le respondió desde la sala que tal propuesta corría el riesgo de desdibujar el valor de la formación marxista, perdiendo esta entidad e introduciendo teorías y autores ajenos a este pensamiento y que incluso podían chocar con él, lo que no le parecía una buena orientación para la necesaria recuperar de los rasgos de identidad comunistas. De ahí que la mayoría entendiese que Formación debía tener una entidad propia y diferenciada de todo lo demás.

Esta idea fue reforzada aludiendo a que los comunistas tenemos grandes deficiencias de formación política, algo fundamental para ser vanguardia e intervenir políticamente dentro de nuestra clase.

Otro asistente señaló que la importancia de la formación política de los comunistas era decisiva para que en nuestra propaganda plasmásemos bien los contenidos de lo que defendemos a la hora de dirigirnos a la clase trabajadora.

Se dieron en algunas intervenciones ciertas tendencias a sugerir la creación de comisiones de trabajo que escapaban a la idea de globalizar los contenidos de desarrollo teórico-político-programático, lo que podría dificultar la articulación de un conjunto de cuestiones mediante una visión más general.

Así se plantearon cuestiones como la necesidad de crear comisiones de trabajo elaborativo sobre energía, industria y medio ambiente, memoria histórica (memoria democrática) o Europa y TTIP. No obstante, aunque finalmente no se aprobó por los asistentes su estructuración como áreas temáticas, sí que se recogieron como cuestiones a tratar dentro de las mismas.

Para un asistente la propuesta de las 6 áreas de trabajo elaborativo eran demasiado “clásicas” y apegadas a la cultura tradicional del movimiento comunista y sus organizaciones por lo que consideraba que podían perderse elementos de análisis e investigación de la nueva realidad como el marco actual del capitalismo, las contradicciones dentro de la clase trabajadora, la realidad social española y su entronque con la realidad europea, las dificultades para analizar la realidad actual, etc.

Se dio en el debate una cierta confusión de lo que era una división en grupos temáticos de elaboración política con lo que es una estructuración de la organización comunista para la intervención política. Este aspecto fue aclarado con posterioridad desde mesa y sala al señalar que los 6 grupos eran una mera parcelación del análisis teórico -con la excepción del grupo de programa-política que integraba un análisis global- para la elaboración política y no para la acción; aunque ésta habría de surgir necesariamente de la dialéctica entre teoría y praxis.

Del mismo modo, se detectó la la pérdida o ausencia de cultura organizativa en algunas intervenciones al plantearse la necesidad de un debate teórico no organizado ni estructurado para que no se perdiese el espíritu inicial de la primera jornada del EEC de Septiembre. Es evidente que un planteamiento de este tipo adolecería del riesgo de entrar en un debate en bucle del tipo del que ya se vivió en las plazas hace algún tiempo.

Desde la sala algunos intervinientes señalaron que sin parcelación de la realidad para analizarla no sería posible un rigor teórico y se correría el riesgo de caer en una especie de club de debates. Se apuntó también que lo importante no era que la denominación de las áreas fuera más o menos clásica sino que fuesen capaces de integrar todas las cuestiones que los comunistas han de tratar hoy, del nivel y riqueza del propio análisis y de los contenidos expuestos en ellas. En cualquier caso, el carácter integral, se adujo, estaría presente en la elaboración del área de Programa-política, la cuál ha de tener clara una visión de conjunto de los desafíos teórico-políticos que el EEC debiera acometer.

Fueran las 6 áreas propuestas u otras las áreas temáticas de análisis y elaboración política, se consideró necesario por la mayor parte de los participantes que tanto lo que sigue siendo válido en la propuesta comunista como lo que ha de cambiar debe hacerse de manera organizada, por lo que ello exigía la existencia de grupos de trabajo con categorías concretas.

Un camarada propuso en ese sentido que las áreas temáticas fuesen consideradas como punto de arranque que en la posterior asamblea, al debatir de sus contenidos, se evaluase si eran válidas o no, si necesitaban o no un reenfoque.

Hubo quien señaló que por muy clásicas que parecieran áreas como movimiento obrero o mujer eran inevitables porque resultaba fundamental definir una posición política a partir de la que los comunistas pudiéramos intervenir.

Otro asistente sugirió dar un voto de confianza a la estructura del debate-elaboración en las 6 áreas propuestas y que volcásemos el esfuerzo en repensar el contenido de las mismas, dado que los errores de distintas organizaciones comunistas llevaban a la necesidad de que gran parte del trabajo y del modo de pensarlo debiera empezar casi de nuevo, sin olvidar las enseñanzas útiles que traíamos del pasado.

Surgieron entre los asistentes algunas reflexiones que excedían a la estructura planteada en grupos de trabajo pero que de algún modo debieran ser recogidos en algún lugar de los mismos; cuestiones talles como
  • El modo de intervenir en los movimientos de masas. Algo que exige trabajar cuestiones como conciencia, capacidad de acción independiente y criterios propios, formación, ideas, dirección, vanguardia, ser actores de la historia, globalizar y elevar el nivel de conflicto y de orientación de las luchas parciales,…
  • Se recordó desde la sala que nuestra elaboración teórica debe ir destinada a la lucha y la transformación social.
  • El cambio de valores dentro de las organizaciones comunistas, el abandono del sectarismo, la superioridad y cerrazón de algunos dirigentes, la necesidad de ser abierto y unitario con otros comunistas y el rechazo al institucionalismo burgués en el que algunas organizaciones han caído.
  • La necesidad de que en una etapa posterior se fuese abriendo paso, más allá de la formación, la investigación y el análisis que nos permitiera elevar la capacidad de propuesta política.
Terminado el debate sobre las áreas, desde la mesa se lanzaron las siguientes propuestas:
  • Incorporar dentro de las 6 áreas temáticas, si no surgía una propuesta formal de sustitución de las mismas, o eliminación de alguna de ellas, las cuestiones planteadas por los camaradas.
  • Aceptar los plazos de presentación (15 de Enero) de los borradores de las áreas temáticas propuestas
  • Conformar las comisiones de elaboración política correspondientes a las áreas temáticas a partir de la inclusión de los camaradas asistentes en las mismas y organizarse mínimamente cada área/comisión para poder empezar a trabajar.
  • Convocar la siguiente asamblea para finales de febrero en la cuál serían discutidas las elaboraciones políticas realizadas por las áreas temáticas.
Las propuestas de la mesa fueron aceptadas por consenso general de la sala.

De forma inmediata se pasó a la constitución de los grupos de trabajo para la elaboración política, aspecto en el que debemos reseñar que el grado de incorporación de los asistentes fue muy elevado.

Posteriormente se propuso la incorporación de camaradas a la comisión de coordinación de tareas hasta el tercer encuentro.

Dado que la comisión gestora no tenía más que 5 nombres propuestos sobre un total de 15 se acepto la primera parte (inclusión de los 5 nombres) y se pasó rápidamente a la incorporación a la comisión de coordinación de todos aquellos que quisieron incorporarse a la misma.

La reunión se dio por finalizada a las 2 de la tarde en un clima de alto nivel de satisfacción, trabajo colectivo y compromiso militante con las tareas que el EEC había aprobado.

Debemos señalar que tanto en las comisiones de elaboración política como en la de coordinación de tareas la incorporación de militantes de partidos comunistas con la de militantes comunistas sin partido se produjo de un modo natural y solidario, de acuerdo al espíritu que ha animado al Espacio de Encuentro Comunista desde el primer momento de llamamiento al mismo.

Ahora queda en manos de los comunistas del EEC avanzar hacia el desarrollo de ideas, la cooperación en el trabajo de coordinación y elaboración política, la extensión de núcleos del mismo por el territorio del Estado español y los sectores productivos y la preparación de un buen tercer encuentro. El desafío continúa y las ganas de combate también.